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Matemáticas para las hadas. De F. G. Haghenbeck

Por Yatzel R.


Esta es la historia novelada de la vida de Ada Augusta Byron, hija de la baronesa Anabella Milbanke, la princesa de los paralelogramos, y Lord Byron, el Poeta Maldito. Desde niña su madre le inculca el conocimiento matemático, y trata de alejarla de la poesía y la música, que considera como frivolidades y prácticas que roban el tiempo (a lo largo de su vida, la figura manipuladora de su madre tendrá un peso importante). Cuando Ada cumple 19 años, Mary Somerville, una científica destacada de la época, la presenta con Charles Babbage, quien en ese momento trabajaba en un prototipo de máquina pensante. Al inicio Ada lo tacha de vulgar e ignorante, pero le basta una plática con él para notar su afinidad intelectual con ese hombre, y Babbage también se da cuenta que puede trabajar con Ada; puesto que entendió lo que esa máquina representaría (ésta es de los primeros prototipos de las computadoras). Después de un tiempo de colaborar con él, Ada propone lo que actualmente conocemos como un programa informático, aunque no logró verlo trabajando. Además de su vida intelectual, se cuenta su vida amorosa: si bien se casa con William King, conde de Lovelace (de donde toma el apellido por el que se le conoce: Ada Lovelace); tuvo dos amantes: John Crosse, un amigo de la familia, y Charles Dickens. Durante su vida, al menos como lo cuenta Haghenbeck, ella creyó que las hadas la ayudaban a resolver problemas matemáticos o a idear propuestas para el invento de Babbage (de ahí el título de la novela); no obstante, parece que fue un problema psicológico lo que la hacía “alucinar” a estos seres fantásticos (al puro estilo de lo que propone Oliver Sacks en Alucinaciones); además, ya casada, tenía que ser drogada con un brebaje hecho con brandy, opio y morfina para calamar dolores que sufrió después de dar a luz a sus tres hijos. Es un libro muy recomendable.

Si bien es una novela, creo que da una muy buena idea del contexto en el que Ada vivió (la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX), en el que las mujeres no eran consideradas como aptas para las ciencias o los estudios universitarios, y eran muy pocas, por algún tipo de concesión que entraban a las Academias de Ciencias o a las Sociedades Reales (como es el caso de Mary Somerville).

Comparto con ustedes una frase del libro:

“Ada Augusta Byron poseía cualidades que le eran vetadas al resto de los humanos. Había crecido con la fortuna de ser bella, inteligente y rica, en una familia acomodada y con buen carácter. Parecía reunir en su persona los mejores dones de la existencia. Aunque eso fuera una fachada perfectamente planeada por su madre. Una Byron así debía ser, así debía verse y así debía hablar o escribir. Ada no fue educada, sino esculpida como una perfecta obra de arte."

📸: Yatzel R.


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