Foto: S. Martínez.
Gerardo Pablo: 27 años de cantor.
Por: Yohualli Korda
Buscando un ángel y Los grillos son los primeros temas que aparecen si se busca el perfil de Gerardo Pablo en Spotify; y son esos temas, precisamente, los que me remontan a la época en la que conocí a este cantor poblano que este año celebra un cuarto de siglo cantando y compartiendo sus inquietudes, emociones, reflexiones, crisis y más con quienes lo hemos acompañado en este camino, que para nada ha sido fácil.
Elegir la vida de cantor es una apuesta al vacío, a la incertidumbre, a la duda sobre el futuro; no es algo privativo de esta profesión, pero sí es una de sus características esenciales. Gerardo Pablo, con dicha apuesta, y creyendo en la canción sincera, trovadoresca, poética, y siempre apelando a su entorno, inició cantando a los 18 años en La hora nona, uno de los referentes de la trova en Puebla; que se encontraba al sur de la ciudad.
Pero, para muchos de nosotros, el punto de encuentro y reconocimiento con Gerardo Pablo fue el Café Teorema (que se ubicó en Av. Reforma, esquina con 7 norte) de José Suárez Donoso, exiliado, catedrático y poeta chileno (no hay que confundirlo con su primo, el poeta José Donoso), quien contaba tener mucho amor por México, de entrada porque su cumpleaños era el 15 de septiembre; y porque este país fue su refugio después del golpe de estado de Pinochet (1973). Este foro, considerado como el epicentro de la bohemia poblana desde inicios de los años 80, en donde se reunían estudiantes, profesores de la universidad pública, artistas y demás personas interesadas en la cultura y las artes; fue el lugar en que cada jueves Gerardo se subía al escenario a compartir su voz, sus canciones favoritas y sus propias creaciones con el público que llegaba a escucharlo.
Gerardo cuenta con mucha emoción la presentación de uno de sus primeros materiales discográficos: Cántaro, en el año 2000. Este disco, grabado con toda la dedicación, aunque con una limitante de tiempo y dinero, reunió a muchos seguidores, que hicieron fila fuera del Teatro de la Ciudad de Puebla horas antes del inicio del evento. Fue tanto el éxito de la convocatoria que hubo gente que no alcanzó lugar: con este ejemplo nos damos cuenta de la fuerza del canto y la personalidad de este cantor.
Avecindado en Tijuana desde hace más de 10 años (pero con la mente, el paladar y el corazón anclados en Puebla), siguió cantando, grabando y puliendo su estilo, hasta que en 2008 llegó Los numerosos nadie, un disco inspirado en la obra del querido y admirado escritor uruguayo Eduardo Galeano, el señor de los fueguitos. Algunos años más tarde, decidido a hacer una trilogía que hablara de los claros oscuros del nacionalismo, de las figuras olvidadas de la historia oficial, de la identidad mexicana y otros temas más, decide crear la trilogía Matria, de la que hasta el momento ha grabado dos discos: El circo de las pulgas (Matria rojo) y Bienmesabe (Matria blanco). El primero cuenta con la participación del gran Luis Eduardo Aute, en la canción Houdini, en la que, precisamente, se hace una referencia al ilusionista y escapista húngaro; aunque la canción va más allá de él. En el segundo, nos encontramos con la enorme figura de uno de los cantores más queridos y admirados del siglo XX: Silvio Rodríguez, inspiración para muchos de nosotros. Silvio, con su particular timbre vocal, comparte la interpretación del tema Matria que, precisamente, da nombre a la trilogía.
Han sido diferentes foros, ciudades y países en los que ha compartido su trabajo musical, que se compone de 13 materiales discográficos, y muchas más canciones que aún están en espera de ser grabadas. Ahora, en estos tiempos extraños de pandemia, resguardo, pantallas y precaución, Gerardo, alzamos la copa y brindamos por tu canto, tu amor por la vida y tu espíritu de comunidad y alegría: ¡que sean muchos más años de caminar cantando y compartiendo!
Valentía de vivir la vida / porque nos la canta/ siempre un trovador
Gerardo Pablo